
!Que pena! vivimos en una cultura donde todo se tira.Ya nadie pasa el tiempo arreglando nada, como si nos diera miedo encariñarnos demasiado con cualquier objeto. Pero ellos hablan por nosotros y nos recuerdan emociones ya olvidadas. Aquellos zapatos blancos que teníamos y que nos pusimos en aquel encuentro...y tantas situaciones dormidas en nuestra mente. Reciclar ya no debería ser una obligación sino un placer por conservar todo lo que amamos.
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