Dentro de unos días mis obras viajaran a una ciudad preciosa. Como siempre me pondré nerviosa embalando y colocando todo con mucho mimo . Sólo las personas que trabajamos haciendo esculturas sabemos la tensión que pasamos. Cada obra es como una parte de nosotros, porque al crearla pusimos en ella no sólo nuestras manos sino nuestro espíritu. Por eso las veré partir con el corazón encogido y deseando que nada las dañe. Todavía siento un poco de pudor enseñando mi trabajo, porque hay demasiado que aprender... y el tiempo corre y corre...
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