viernes, 12 de septiembre de 2008

Manos...


Qué sería de nosotros sin nuestras manos... ellas están siempre presentes en los momentos más dulces de nuestra vida. Al nacer, ellas hacen que nos sintamos protegidos, cuando con amor nos acarician. Después de adultos, las utilizamos para trabajar, y para pasearlas por el cuerpo de la persona amada. Y ellas obedientes se dejan hacer en un baile continuo de armonia porque sin ellas nos quedaríamos huerfanos y sedientos de sensaciones. A través de su contacto podemos percibir las emociones, y a veces caminan solas por las montañas altas de la imaginación.

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