
He pasado tres días viendo como la tierra muestra sus olores , en un baile silencioso donde el viento mece con mimo los pequeños brotes de los arboles. El aire era limpio, y mis manos pudieron disfrutar del contacto con unas plantas que un día serán unos deliciosos tomates.
Mezclar esas sensaciones con el cansancio que produce desmontar una exposición, es una manera perfecta para encontrarse de nuevo en forma. Se dice que nada es casual, y que todo lo creado tiene una finalidad. En el campo descubro que todo sirve para algo. Una caja de cartón se convierte en un improvisado semillero. Ellos , los agricultores, no recurren a Ikea cada vez que necesitan algo. Reciclan todo, mucho antes que los " POLÍTICOS " nos lo aconsejen. Saben ver con naturalidad todos los avatares de la vida. Nos dan una lección cuando son capaces de vivir con lo que la vida les ha dado . Y lo hacen sin rencor, sin quejas . En realidad lo único que desean es " ir tirando ".
Así que con las pilas bien cargadas, seguiré con mis proyectos. De momento intentare empezar por hacer fotos a esas mujeres invisibles que nadie ve, pero que están.
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