domingo, 9 de mayo de 2010

La libertad y la soledad



A veces me gusta mirar en los cajones y recuperar historias que escribí hace tiempo. Hay una en especial que leí en la radio cuando colaboraba con Marcos Sueiro. Hacia un programa lleno de vida, fresco y diferente. Era sábado y le había fallado una persona a la que tenia que entrevistar. Y busque entre mis papeles un relato sencillo. Hoy quiero releerlo de nuevo. Esta vez sin oyentes, solo para mi: " la soledad y la libertad se sentaron al atardecer para hacerse mutua compañía, y contemplar la puesta del sol. La libertad se sentía feliz porque nada le impedía estar allí y admirar tanta belleza. Todos sabían que ella siempre podía hacer lo que quería. Pero ignoraban el vértigo que produce sentir tanta responsabilidad. En realidad no era nada fácil ser libre. Había tantos caminos por recorrer.... y cada uno de ellos totalmente diferentes. ¿Por que no elegirlos todos ? Cada día era en realidad como una vida reducida. La mañana la infancia, el mediodía la juventud, la tarde la madurez y la noche la vejez. La libertad se sentía orgullosa porque sabia que todos la envidiaban. Sin embargo a veces notaba una pesada carga sobre sus hombros. Elegir algo significaba renunciar al resto.... y la vida era tan hermosa... había tantas maneras de amar...de vivir... ¿Por que la soledad había decidido acompañarla ? Ella solo quería disfrutar de la belleza del atardecer para hacer mas llevadero su aislamiento. Siempre decía que al compartir algo se sentía mas libre, entonces su corazón emprendía un vuelo hacia un lugar donde el tiempo bailaba al son de sus deseos. Y juntas esperaron un nuevo atardecer.

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